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Mostrando entradas de marzo 13, 2008

CUANDO UN HOMBRE SUSPIRA

Yo estaba totalmente ensimismada en mi lectura de Milan Kundera cuando él se sentó junto a mÍ. Subió al transporte casi junto conmigo pero no reparé tanto en él hasta que senti que se acomodaba junto a mí en el asiento trasero. Lindo, me dije.y segui leyendo una de las novelas que más me han gustado en estos últimos años.. de pronto reparé en sus manos al desviar la mirada de la página que estaba leyendo. Eran unas manos muy suaves, blanquitas y dulces podría decir. Sé que son adjetivos medio absurdos y pueriles para adjudicarlos a unas manos. pero en serio eran así. Unos cuantos pequeños vellos sobre ellas como que le daban el toque de virilidad requerida. Él estaba muy rígido. Normalmente cuando tienes mucho espacio en el asiento , como él lo tenia, te sueles -digamos- relajar un poco al sentarte, ponerte cómodo. Sin embargo él seguia rigido sentado junto a mí. Con las manos firmemente apoyadas sobre sus rodillas. Como una especie de tótem, de escultura griega. Fue en ese momento que